Hablando de Valores...
La Caballerosidad, ¿Ceder o no ceder el asiento?
Cortesía y caballerosidad son palabras con orígenes antiguos. La cortesía está relacionada con las maneras de la Corte —entre ellas, el amor cortés. Los grupos medievales europeos adinerados que, además de erigir su superioridad mediante las ideas de la realeza y la nobleza, pretendían distinguirse de sus siervos iletrados adoptando costumbres como la de exaltar románticamente a una dama.
La caballerosidad se refiere a los caballeros de antes, los medievales, que condensaban una serie de conceptos sobre el honor, la nobleza, la hombría, la valentía y el amor en el concepto de chivalry, que a grandes rasgos pasó al español como caballerosidad.
Todos estos valores que encierran la palabra caballerosidad y la cortesía, parece en ocasiones que fueran tema de la antigüedad, cuando en realidad, son y seguirán siendo tema de vida y de actualidad.
Vamos a nuestro escenario entonces, en donde el transporte público suele ser abordado por mujeres embarazadas, que cargan con niños, señoras maduras, ancianos y discapacitados quienes independientemente de su sexo, puede beneficiarse del asiento más que cualquier hombre, incluso mujer en plenas capacidades.
Entre las muchas consideraciones que han estado transformando la sociedad actual, existe la corriente de mujeres que sostiene que actos como el de ceder el asiento a una mujer, simplemente por la cuestión del sexo con que nació, es un acto con trasfondo machista, sin embargo, esta conducta más bien puede explicarse desde el punto de vista instintivo, pues la historia de la evolución nos enseña que el hombre instintivamente protege o considera a su mujer. Lo mismo sucede con otras costumbres, como abrirles la puerta del carro, ofrecerles la mano al descender de un vehículo, ofrecer la acera cuando es posible y mantener un espacio personal prudente y posible en espacios públicos concurridos Algunas mujeres con posturas un tanto radicales ven en todo ello una práctica de corte sexista que promueve la idea de la desigualdad de los sexos y la inferioridad o debilidad del sexo femenino y sin demeritar la opinión de nadie, tener educación, ser cortés y caballero debe ir más allá de ello.
Para entenderlo se vale exponer que cualquier persona invierte una cantidad determinada de energía en el tiempo que dure un trayecto o una espera y que este consumo es mayor si debe realizarlo de pie, así, el esfuerzo muscular por mantener la vertical durante cinco, 10, 15 o 40 minutos, con pesos en movimiento como un bolso, un morral, o un niño, resulta en un trayecto más agotador, por ende las mujeres embarazadas, las personas con alguna discapacidad motora, los ancianos y las mujeres con niños tienen preferencia para ocupar los asientos y los primeros puestos en las filas, pues se supone que su edad o su condición, determina que cuentan con una cuota energética menor a la que podría tener un hombre adulto de 35 años.
La historia también nos dicta que en algún punto, la civilización humana aprendió que su florecimiento dependía de que, en momentos específicos, los individuos sacrificaran su propia comodidad en aras de la supervivencia y el bienestar de su grupo, lo que nos explica que una mujer en edad reproductiva y con hijos es, en términos biológicos y de supervivencia de la especie más importante que un hombre adulto.
Quizá por ello instintivamente muchos hombres sin haberlo aprendido, son caballeros y otros lo habrán aprendido del ejemplo, lo cierto es que estamos en un época en dónde se hace preciso recordar que los valores nos forman y nos proporcionan la estructura que como personas necesitamos para conservar una sociedad en armonía.
En Marzo, por el valor de la mujer, practica la caballerosidad.
#CampañaMazoMesDeLaMujer
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